LOS 100 AÑOS DE LA ESCUELA NORMAL SUPERIOR”OSVALDO MAGNASCO”
Si recordar significa “volver a pasar por el corazón” el sábado 10 de abril de 2.010 fue, por sobre todas las cosas, un día de recuerdos y nostalgias. Un gran día para los que tuvimos la dicha de estar allí, en ese patio, con la emblemática pérgola como escenario en una tardecita tibia de este otoño nuevito, bajo el cielo azul y las estrellas como testigos.
Todo se conjugó para que fuera una Gran Noche. Quien escribe estas líneas tuvo la dicha de ser, ayer, alumna de la escuela y tiene, hoy, la bendición de trabajar como docente en esa Casa, por lo tanto ese ámbito me resulta familiar. Pero algo mágico ocurrió esa noche y si bien tenía una tarea asignada como docente, una vez que ubiqué a los invitados y me senté, tranquila, comencé un viaje embriagado de recuerdos, de nombres, de encuentros y de anécdotas.
Todo comenzó con la entrada de los Abanderados actuales de todos los niveles seguidos de numerosos ex Abanderados encabezados por mi querido Dr. Julio Alberto Andrés (Promoción 1.951), todos ellos con los ojos brillantes de emoción y el orgullo ensanchándoles el alma por estar allí, en un momento histórico, único e irrepetible.
Enseguida, los acordes del Himno Nacional y la Marcha de Entre Ríos magistralmente interpretados por nuestra querida Banda Municipal Sebastián Ingrao, y la sorpresa del Himno de la Escuela Normal, “La escuela de la Patria” interpretado por Matías Bustafán, luego vendrían la bendición de las nuevas banderas, la apertura del cofre de los recuerdos con los niñitos de Jardín Huellitas que pusieron una nota de ternura al acto formal.
Llegado el momento de las palabras alusivas, las de Mariela, nuestra Rectora, agradecidas y emocionadas; la reseña de María Carlota Navoni, Presidenta del Centro de ex alumnos “Julio Maggio” y el aplauso estallando espontáneo, caluroso y emocionado ante cada nombre querido pronunciado. Por último, las magistrales palabras de Roberto Romani, circunstancialmente Subsecretario de Cultura de la Provincia, carismático, sencillo, músico, escritor y por ende hombre sensible, amante y conocedor de nuestros poetas y escritores victorienses que con sus palabras dejó extasiado al público.
Y otra sorpresa, los fuegos artificiales coronando el acto con jubilosa alegría.
Seguidamente el descubrimiento de placas: en la primera campana que sigue anunciando con sones de bronce las horas del estudio o del recreo y luego en el hall se descubrieron placas recordatorias que quedarán grabadas para las próximas generaciones. Y el recorrido de la escuela, esa bellísima escuela, con sus amplias aulas, sus galerías largas y esos ventanales enormes con sus barandas donde miles de alumnos se habrán apoyado contemplando arrobados el paisaje inigualable y el río, “ canal de amores, surco de bonanzas ”como dice nuestro Gaspar L. Benavento.
Fue un acto formal porque así lo exige el protocolo pero estuvo impregnado de la calidez y de la emoción de 100 años de recuerdos, de miles de granitos de arena aportados por quienes pasaron por esta querida escuela y que dejaron sus huellas indelebles. Como los griegos, creo que el Presente es el lugar de encuentro del Pasado y del Futuro porque el Presente es todo Acontecimiento. Así lo fueron estos primeros 100 años de nuestra Escuela Normal: todo un Acontecimiento, feliz, nostálgico y conmovedor.
UN ALUMNO ILUSTRE
“Ningún hijo deja de volver cuando su madre los convoca”. Estas palabras de Rosa Sobrón de Trucco, ex rectora de nuestra escuela y formadora de tantas generaciones de alumnos han constituido el lema de los festejos de estos 100 años. Convocado por la Madre escuela, le cupo a Matías Bustafán Osuna, ex alumno Promoción 2.000, con sus jóvenes y talentosos 28 años hacer el cierre con un broche de oro a toda orquesta y a todo canto.
Matías condujo la Orquesta de Cámara del Litoral (Santa Fe) el Coro de Cámara y el Coro Lírico de la Asociación Verdiana de Paraná (Entre Ríos), lo hizo con una solvencia y una soltura dignas de un experimentado director.
Los genes musicales tanto maternos como paternos que lleva en su sangre han hecho de él un ya reconocido y consagrado músico en los ámbitos académicos musicales lo cual es un gran orgullo para nuestra escuela y para la ciudad de Victoria.
No fue una actuación más para Matías y la emoción lo embargó desde que comenzó el acto formal hasta el final cuando con gran generosidad nombró a todos y cada uno de los docentes, sus formadores desde Jardín de Infantes hasta 5to año, de esta, su querida Escuela Normal.
Y así culminó la celebración, dando gracias a la Vida y a Dios por estos 100 años, cantando… como decía Gaspar Benavento refiriendose al trinar de los pájaros en primavera: “ Y ya no hay nadie que se resista al canto.”
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