miércoles, 29 de septiembre de 2010

Patrono San Miguel...


HISTORIA. La devoción a San Miguel tiene una larga historia en Entre Ríos. Se cree que su veneración fue introducida en estos territorios por la Compañía de Jesús, cuya estancia San Miguel extendía sus dominios hasta el norte del actual territorio provincial, aunque la cuestión planteó un dilema a las autoridades eclesiásticas de la naciente Villa del Paraná: San Miguel había desplazado en el fervor de la feligresía a la patrona histórica, Nuestra Señora del Rosario.
Sería un cura clave en la evolución histórica de aquellos primeros años de la ciudad, Francisco Dionisio Alvarez tendría la tarea de solucionar el entuerto. Y lo hizo con el uso de las urnas, en acto público, frente a la Iglesia Catedral, en Plaza 1º de Mayo, en 1825.
Claro que la división era fomentada desde el mismo clero. El cura Antolín Gil y Obligado era un devoto de San Miguel, aunque como los cambios políticos de aquella época se traducían en remociones sacerdotales, con la asunción del mando militar de José Eusebio Hereñú se produce la expulsión de Gil y Obligado, y la llegada como vicario del sacerdote Francisco Dionisio Alvarez, devoto de la Virgen del Rosario.
El padre Alvarez tuvo a su cargo la tarea de convocar a votación a los católicos, que, “para hacerse según derecho, debe hacerse en una arca cerrada y otros requisitos que la dicha reunión será instruida”. La votación se llevó a cabo el 1º de enero de 1825 y el arca cerrada —donde se emitieron los votos—, se depositó en el aljibe de la cisterna de agua que existía en la plaza principal.
No menos historia guarda el templo. Es hoy el templo más antiguo en pie en Paraná: se comenzó a construir en 1836 aunque la finalización de los trabajos demandó nada más y nada menos que 60 años, y recién pudo inaugurarse en la década de 1890.
Surgió por impulso del cura Antolín Gil y Obligado, y se empezó a construir el 14 de mayo de 1822, aunque siendo cura párroco Francisco Dionisio Alvarez. Su ubicación era diferente a la actual, pues su frente estaba orientado hacia la calle San Miguel (actual Buenos Aires).
Cuando se forma el paseo de la Alameda de la Federación y se proyecta la Plaza Echagüe —actual Plaza Alvear— se introdujeron modificaciones al plano primitivo.
El nuevo templo se pensó con tres naves y dos torres y su frente daría a la plaza, como se observa en la actualidad. En 1836 se colocó la piedra fundamental del templo. Pasaron varios años sin que el edificio llegara a concluirse por causas económicas, y por acontecimientos históricos. Varios fueron los ingenieros que trabajaron en esta obra y todos introdujeron modificaciones de cierta importancia. En 1873 se terminó de construir la Iglesia, sin las torres, las que fueron edificadas con posterioridad, hecho que sucedería en la
década de 1890.

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