jueves, 19 de agosto de 2010

Una historia en penumbras: Capitulo 3: "La guerra"

Nacho continúa su historia! a seguir leyendo!


Mientras les relato lo ocurrido, puedo escuchar los gritos de esa noche, todo lo que ocurrió… fue demasiado para mí. Julieta siempre decía, “Vos te haces el fuerte, pero sos el más miedoso y cobarde de acá, sólo que no te gusta demostrarlo”. De joven no lo admití, pero ahora sé a que se refería ella… No se pueden imaginar el horror que tuve que ver, pero no hace falta adelantarse a los hechos, es mejor que se los cuente paso a paso.
El viejo Ramírez, después de contarnos que el Sr. Bartolomé se había mudado a esa misma casa, se puso muy raro. Parecía distraído con algo, había algo que le molestaba, algo en los cuadros, en las paredes, las puertas, en… ¿la casa? No sé muy bien que tenia ese maniático, pero sé muy bien que en ese momento no éramos su prioridad. Cuando se calmó un poco, se enderezó una vez más y prosiguió con la historia:

-Como les decía, Bartolomé decidió mudarse a esta casa porque quería instalar su propio consultorio. Lo preparó todo de antemano, tenía el dinero justo para hacerlo y si algo fallaba, sería el fin para él. Apostó demasiado en un “todo o nada”.
-¿Le fue mal con la clínica? (Preguntó Cecilia)
-Se podría decir que sí… más bien, no fue como lo esperaba. Recién instalada su clínica le iba bien, sin embargo no pasó ni medio año que las cosas empezaron a empeorar, pero de una forma rara.
-¿Forma rara? (Pregunté)
-Sí. Fue de lo más extraño para él. Primero la pintura de las paredes se desgarraba y se salía sola. El agua comenzó a salir de un color negro que no se podría decir con exactitud qué era, parecía como una especie de lodo.
En todo caso, estas cosas raras que pasaban eran nuevas para él, pero no era eso lo que más le preocupaba…
-¿Había más? . Preguntó Cecilia con un tono de pregunta.
-Sí, había algo que le perturbaba más aún que esos sucesos. Era los gritos, esos gritos incesantes de la noche, esas carcajadas perturbadoras que parecían desgarrarte el alma mientras dormías.
-No entiendo, ¿si paso todo eso, por qué se quedó en la casa? Yo hubiera salido corriendo con el primer grito que haya escuchado.- Agregó Juan con un tono de exaltación
-No podía hacer eso, el futuro padre de un niño y esposo de una mujer aterrada. Él debía ser fuerte por su familia, debía mantenerse firme por ellos.
-Sigo sin entenderlo, hubiese tomado a su familia y se hubiese ido junto ellos- Dije yo-.

Debo agregar que no fue un comentario inteligente, ya que obviamente el viejo decrépito se enojó demasiado. Para ese momento yo ya sabía que me tenía de punto de mira. Parecía que quería desquitarse de algo y era de esperarse que lo haría con migo…

-Claro que no lo entiendes, ¡Nunca lo entenderías! Nunca sabrías lo que es la responsabilidad de tener una familia. ¿Acaso crees que podría irse así sin más? ¿En dónde se hubiesen quedado después de abandonar la casa? -Preguntó en forma de iniciar una discusión, y era evidente que yo no me quedaría atrás.
-¡Cualquier cosa antes de arriesgar la vida de su familia!

El viejo miró callado, con una cara de enojo total, parecía que en algún momento se abalanzaría sobre mi para golpearme. En verdad, no tendría que haber sido tan irrespetuoso, pero es más fuerte que yo.
Después de quedarse callado unos instantes, prosiguió su historia, pero mientras relataba, solo me miraba a mí. Con esa cara de maniaco, esa cara que hubiese asustado a cualquiera. Mis compañeros notaron la tensión entre nosotros dos, pero eran como obsoletos, no les prestaba atención alguna y él, por lo visto, tampoco.
A partir de ese instante, comenzó la guerra entre Ramírez y yo, ya no tenía miedo, solo un profundo rencor hacia ese viejo. No existía nadie más que él y yo, solo nos mirábamos con rabia contenida en nuestros ojos, creo que hasta mis amigos notaron la rivalidad.
Si hubiese sabido lo que ocurriría, quizás si no hubiese sido tan irrespetuoso, solo tal vez ellos sigan aquí conmigo… si… no cabe duda, fue mi culpa, yo causé la ira de ese monstruo, por mi culpa mis amigos murieron, de esa forma tan macabra, y a mi, me toco la peor parte, me toco sufrir todo esto, que me acusen de loco, que las memorias de esa noche me persigan en mis sueños más profundos. Yo debería haber muerto esa noche, con todos ellos. Algún día me reuniré con ellos, pero no sin haber hecho antes mi cometido. No me adelantaré, terminaré esta narración y después lo haré, lo haré. Voy a volver a ese maldito lugar y acabaré con esto. Esa… esa cosa morirá, no permitiré que lo que me pasó a mi le vuelva a suceder a alguien más.
Permítanme transportarlos a esa noche nublosa, a que los lleve en un viaje que
no olvidarán nunca. Cuando tengan pesadillas, será por este relato. A partir de ahora comienza todo, relataré todo lo horripilante que fue la noche a partir de ese momento. Por favor, nunca se olviden de mi nombre, nunca olviden a Pablo Castro, el hombre que sufrió el verdadero miedo y cuando se acuerden de mí sientan pena…

No hay comentarios:

Publicar un comentario