Diez en solidaridad

Como Embajador de Buena Voluntad de Unicef, Messi visitó la isla seis meses después del terremoto.

Lío jugó, tal vez, el partido más importante de su carrera. Esta semana hizo un alto en sus vacaciones y, por deseo personal, viajó a Haití. El objetivo: ayudar a los niños y niñas más vulnerables del mundo.

Lo hizo como Embajador de Buena Voluntad de Unicef y la misión, según explica la gacetilla divulgada por la entidad, fue resaltar los hitos y retos que enfrentan los niños que sobrevivieron al terrible terremoto.

Durante su visita de un día, La Pulga visitó Carrefour Aviation, un campamento donde viven 50.000 haitianos que perdieron sus hogares durante la catástrofe del 12 de enero.

El jugador también estuvo junto al contingente argentino de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) y allí escuchó, de boca de los cascos azules, todo sobre el hospital de campaña de nuestro país que atendió a muchos de los heridos del terremoto. Lío terminó su recorrida en las oficinas de Unicef, donde conversó con el personal sobre los muchos desafíos que enfrentan en su labor para ayudar al gobierno y al pueblo haitiano después del terrible episodio que ocasionó 220.000 muertes y dejó a la ciudad capital en ruinas.


Una dura realidad

Hay pocos lugares en el mundo donde los chicos son tan vulnerables como en Haití. A pesar de los logros, más de 1.2 millones de niños y niñas de este país están expuestos a la explotación y el maltrato y 800.000 viven en tiendas en campamentos espontáneos donde no hay servicios sanitarios adecuados y el acceso al agua potable y a los centros de salud y educación son limitados.

Unicef y la comunidad humanitaria están trabajando sin descanso con el gobierno de Haití para proporcionar apoyo continuo a estos menores, para asegurar que la recuperación de la isla y que los niños puedan crecer y desarrollarse teniendo acceso a todos los servicios que necesarios para sobrevivir, prosperar y ser agentes positivos de cambio en el desarrollo de su país.