Un paciente británico totalmente paralizado tras un accidente de moto y en estado de coma logró en el último momento gracias a un parpadeo que no le retirasen la máquina que lo mantenía con vida.
Antes de sufrir su accidente, Richard Rudd, de 43 años y con dos hijas adolescentes, había dicho que si alguna vez le ocurría algo así, no querría seguir vivo, y su familia, desesperada, no sabía qué hacer.
Finalmente su padre decidió dar permiso a los médicos del hospital de Addenbrooke, en el condado de Cambridgeshire, para que desconectaran la máquina, según relató en un programa especial de la BBC emitido la pasada noche.
En el último momento, sin embargo, los médicos se percataron que el paciente, que hasta ahí no había respondido a ningún estímulo externo, podía parpadear y parecía capaz de establecer algún tipo de comunicación mediante gestos.
Entonces le preguntaron tres veces si quería seguir viviendo y tres veces seguidas Rudd asintió mediante el parpadeo de sus ojos.
De aquello han transcurrido ya nueves meses, y ahora el paciente puede mover la cabeza y sonreír a sus familiares.
El paciente fue trasladado a otra unidad del hospital, donde los especialistas le enseñarán a comunicarse con los ojos, los músculos faciales y la lengua.
Según los medios británicos, este dramático caso plantea una serie de interrogantes sobre la oportunidad de los "testamentos" que hacen a veces los pacientes y en los que expresan su voluntad de no ser resucitados.
Antes de sufrir su accidente, Richard Rudd, de 43 años y con dos hijas adolescentes, había dicho que si alguna vez le ocurría algo así, no querría seguir vivo, y su familia, desesperada, no sabía qué hacer.
Finalmente su padre decidió dar permiso a los médicos del hospital de Addenbrooke, en el condado de Cambridgeshire, para que desconectaran la máquina, según relató en un programa especial de la BBC emitido la pasada noche.
En el último momento, sin embargo, los médicos se percataron que el paciente, que hasta ahí no había respondido a ningún estímulo externo, podía parpadear y parecía capaz de establecer algún tipo de comunicación mediante gestos.
Entonces le preguntaron tres veces si quería seguir viviendo y tres veces seguidas Rudd asintió mediante el parpadeo de sus ojos.
De aquello han transcurrido ya nueves meses, y ahora el paciente puede mover la cabeza y sonreír a sus familiares.
El paciente fue trasladado a otra unidad del hospital, donde los especialistas le enseñarán a comunicarse con los ojos, los músculos faciales y la lengua.
Según los medios británicos, este dramático caso plantea una serie de interrogantes sobre la oportunidad de los "testamentos" que hacen a veces los pacientes y en los que expresan su voluntad de no ser resucitados.
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